LA FE: OTRA PUTA OBRA DE JÓVENES QUE PIERDEN LAS FORMAS

La Fe va de dos amigas que son hermanas. No de sangre. Pero hermanas. La Fe va de ciegos nocturnos y Whatsapps de buenos días.

La Fe va de una ermita. Una ermita en lo alto de un parque meada por generaciones. Una ermita dónde pasar las horas muertas rayando las esquinas. Y de una mosca. Una mosca de los cojones. La Fe va de Chicas malas, de Quijote y Sancho Panza.

De las relaciones afectivas. De la eterna adolescencia. Del éxtasis. De llorar las penas. De ser unas santas diosas. De ser unas putas santas. De cagarme en las bragas del susto. De no entender nada. De cuidarte. De quererte. De odiarte. Pero sobretodo, La Fe, va de ti y de mí, hermana.